Para todo padre, madre y hermano es duro afrontar el cáncer pero cuando existe fé, amor y esperanza todo se puede volver mas fácil.
Siempre que sea posible, los niños mayores que padecen cáncer
deberían participar activamente en su propio tratamiento. Se les debería
proporcionar información sobre su tipo concreto de cáncer y sus
efectos, utilizando un lenguaje adaptado a su edad y nivel de
comprensión. No obstante, cuando el cáncer afecta a niños pequeños
(menores de 4 años) suele bastar con explicarles que están "enfermos" y
necesitan "medicinas" para mejorar. En todos los grupos de edad, la meta
consiste en evitar el miedo y las confusiones.
Muchos niños pueden culpabilizarse, como si el hecho de padecer
cáncer fuera, en cierto modo, por su culpa. Psicólogos, trabajadores
sociales y otros miembros del equipo de oncología pueden ser de gran
ayuda para tranquilizarlos, apoyarlos y ayudarles a expresar y a
afrontar sus sentimientos.
El equipo de oncología puede orientar a los pacientes y a sus
familiares, ayudándoles a soportar el sufrimiento y a afrontar tanto la
incertidumbre como los cambios impuestos por el cáncer y su tratamiento.
Si es necesario, este equipo también puede contactar o visitar el
centro de enseñanza del niño para explicar el diagnóstico a sus
profesores y/o compañeros de clase. Sustituir el miedo, la ignorancia y
la confusión por empatía, comprensión e información es una meta
fundamental en el proceso de ayudar a un niño con cáncer a afrontar la
enfermedad.
El diagnóstico y tratamiento del cáncer infantil es un proceso largo
que se asocia a efectos secundarios, tanto a corto como a largo plazo.
Pero, gracias a los avances médicos, cada vez hay más niños con cáncer
que completan el tratamiento con éxito y que pueden abandonar el medio
hospitalario y crecer como cualquier otro niño.
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